Cualquiera que tenga mínimas nociones de literatura conoce de sobra a Emily Dickinson, la poetisa estadounidense del siglo XIX. Muchos querrían heredar su genética para obtener esa capacidad de escribir con tanta sensibilidad. Y puede que Taylor Swift lo haya hecho.

“Swift y Dickinson descienden de un inmigrante inglés del siglo XVII -el noveno bisabuelo de Swift y el sexto bisabuelo de Dickinson quien se instaló en Windsor, Connecticut-”, explican en la revista People que habla de un estudio genealógico que las emparenta.

De esta manera cobra más sentido el título que le ha puesto a su próximo álbum, The Tortured Poets Department, que saldrá a la venta el 19 de abril. Muchos pensaban que estaba relacionado con su ex, Joe Alwyn, pero puede que tenga que ver más con su familia.

Lazos familiares

“Los ancestros de Taylor Swift se quedaron en Connecticut por seis generaciones hasta que su parte de la familia eventualmente se asentó en el noroeste de Pennsylavania, donde se casaron con la línea familiar Swift”, añaden sobre esa línea genealógica.

De ser así, Taylor Swift y Emily Dickinson serían primas sextas, con tres separaciones. Si hay algo que las une, más allá de la sangre, es ese talento para la escritura. La cantante siempre le ha dado mucha importancia a las letras donde plantea reflexiones existencialistas y vitales.

Lo que no sabemos es si Taylor es consciente de este parentesco. En alguna ocasión ha hablado de la poetisa, pero en términos de admiración. De hecho, en 2022, cuando recibió el premio al compositor y artista de la década de la Asociación Internacional de compositores de Nashville la mencionó en su discurso de agradecimiento: “Si mis letras suenan como una carta escrita por la bisabuela de Emily Dickinson mientras cosía una cortina de encaje, esa soy yo escribiendo en el género Quill”.

Parece que aquí hay un linaje donde las letras importan. Habrá que mirar a ver si encontramos parecidos físicos.