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CRÍTICA ‘BARBIE’: UNA FANTASÍA CON SELLO GERWIG Y MÁS FEMINISMO MARXISTA QUE COLOR ROSA (Y YA ES DECIR)

A horas de su estreno, las dudas siguen sobre la mesa. ¿Una película sobre Barbie? ¿Con qué trama? ¿Y dirigida por Greta Gerwig? ¿Cómo se hace la película de una muñeca? Pues la respuesta es fácil: de la forma más inesperada posible.

Desde su anuncio, el boca a boca, los memes y un marketing que ha conquistado el planeta —no hay marca que no se haya rendido ante la revolución rosa— han sido los responsables de que Barbie sea un fenómeno mucho antes de su estreno en salas. Y, paradójicamente, quizá ese sea uno de sus mayores hándicaps. Ha habido tráilers, claro, pero nada anticipa lo que es realmente Barbie. Ni si quiera sus propios protagonistas, pues en su entrevista para LOS40, todos coincidieron en lo mismo: la película no es lo que la gente espera. Si eso es bueno o no, queda a juicio de la audiencia. Eso sí, tiene todos los ingredientes para convertirse en la protagonista de uno de los debates del verano. Un lo amas o lo odias de manual.

El porqué es preferible dejarlo a la sorpresa de todo aquel que se siente ante la gran pantalla, pero en términos oficiales, Barbie cuenta una historia que aparentemente habla de como una muñeca prototípicamente perfecta termina por no encajar en el mundo perfecto en el que vive un día a día… perfecto. De nuevo, aparentemente. Porque lo nuevo de Gerwig, no es una comedia, ni tampoco un drama. No es una película tonta, y a la vez, sabe dejarse llevar por las bromas de vez en cuando. Son todas las antítesis y copias que a uno se le pueda ocurrir. Como reza uno su tagline más famoso, Barbie lo es todo. Y sus espectadores somos como Ken: solo espectadores que tienen que estar dispuestos a dejarse llevar por una fantasía que les va a sorprender escena a escena. Aunque aún no lo sepan.

Barbie: Made in Gerwig
Eso sí, no todo son bailes, fiestas y sonrisas en Barbieland. Sinopsis aparte, Barbie cuenta una historia que si bien pocos podrán obviar teniendo en cuenta la lógica más evidente, casi todo el mundo desconoce la verdadera profundidad de la misma. De nuevo, una de las grandes incógnitas recaía en su directora: ¿pero cómo se iba a hacer cargo la responsable de Lady Bird o de la adaptación más reciente de Mujercitas de una película de Barbie? Pues sí lo ha hecho. Y de qué manera.

El debut que le valió la nominación al Oscar a Mejor dirección puede estar muy alejada en su paleta de colores, pero no en el trasfondo. No era ningún secreto que el cine de Gerwig pasa por hablar del desarrollo de personajes femeninos en situaciones adversas; ya sea con Saoirse Ronan como una adolescente alejada de la conciencia de clase que tanto necesita o con una Margot Robbie echando pestes impropias de la muñeca más fabulosa de la cultura pop.

Barbie

Su toque es evidente en toda la película, por muchas capas de pintura rosa que se le haya querido poner por encima a cada escena. Premia de alguna manera a todos aquellos que jamás dudaron de su versatilidad y personalidad tras las cámaras, y pese a salirse de lo que muchos pensaron que haría —algo a lo que sus fans más estrictos se pueden acostumbrar, pues será la encargada de dirigir, al menos, los dos primeros títulos de la saga de Las Crónicas de Narnia que se preparan para Netflix—, aunque lo hace sin los actores a los que tanto ha mimado en sus dos primeras producciones como son la citada Ronan o Timothée Chalamet.

Es de agradecer que una directora siga explorando caras nuevas para su filmografía, pero el caso de Barbie es una de sus mejores bazas: no solo Margot Robbie y Ryan Gosling encajan a la perfección en sus papeles, sino que también lo bordan como la Barbie y el Ken que todo el mundo se ha imaginado al tener en las manos los muñecos de plástico. Por no hablar del resto de Barbieland, tan inclusiva como diversa y, de nuevo, acertada.

¿Product placement, o manual de feminismo marxista?
Sí, en una película sobre uno de los productos estrellas —por no decir el de mayor éxito a nivel histórico— de Mattel es inevitable caer en la sensación de promoción de la muñeca, aunque quizá esto sea lo que lastra parte de la película. El guion se mueve entre referencias muy meta a la juguetera que lastra el potente mensaje que quiere dar desde que empieza, pero que igualmente se hace necesario para tratar de comprender el lenguaje que intenta imponer.

En otras palabras, cuando Margot Robbie contó que al leer el guion sintió lástima por creer que nunca les dejarían hacer algo así —concretamente, dijo “Mi reacción fue, ‘¡ah! Esto es muy bueno. Qué pena que no vaya a ver la luz del día”—, muy probablemente se refería a una película con tantísima crítica social de principio a fin. Una crítica social de la que no se libra ni la propia figura de Barbie, claro.

Niñas y niños de todo el mundo se han visto históricamente alejados de la Barbie por su concepción perfecta y cánones encorsetados, algo que está claro que no encaja ni con el cine contemporáneo ni, por supuesto, con la sociedad actual. Y Greta Gerwig, directora millenial y feminista declarada, no iba a caer en tópicos si podía utilizar a la muñeca como un Caballo de Troya para dejar una moraleja que no solo revitalizase a la Barbie, sino que también le diera voz a todas esas niñas que no se han sentido representadas por la princesa de Mattel. O, en otras palabras, una lección de cine útil —un término bastante infame, pero necesario para todo aquel mansplaining que se vaya a cernir sobre la película con ánimo de restarle importancia—.

Sin ánimo de ofender a estudiosos del marxismo, es cierto que Barbie está más cerca de querer romper con su mensaje la opresión de la mujer en el sistema capitalista que de una película superflua que se quede en la historia de una muñeca feliz que, por lo que sea, ya no lo es y tiene que arreglarlo. Sí, Barbie no es una película simple, algo que quizá la acerca más a Oppenheimer en términos de reflexión moral que lo que cualquiera podría haber imaginado. Eso sí, sembrada la semilla de la expectativa, solo queda que germine en su etapa más importante: en averiguar si irá más allá del meme hasta hacer calar su mensaje.

Barbie se estrena el 20 de julio en cines.

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